Existen los diarios propios del estar, con tendencia a lo confesional, que registran eventos, a medio camino entre el novelar y el testimonio; y existen aquellos un tanto mas raros, propios del ser, implosivos, donde se sopesan las palabras para asi relatar los parajes de la mente y las intringulis del pensamiento. Hay todavia un tercer tipo que logra conjugar ambas formas, un poco a la manera inglesa del verbo to be, donde se ES y se ESTA. Este de Michael H. Miranda (una suerte de temporada en el Limbo) es uno de estos ultimos. Diario a ratos descarnado, de una libresca realidad, donde lo primero es encontrar el tono, esa rara prosodia (melodia gramatical, pentagrama sintactico, contencion electiva en el fraseo) que solo se escucha en los buenos libros. (Pablo de Cuba Soria)